Para la última entrada he pensado en escribir algo más
individualizado porque creo que de esta manera os puedo transmitir el resumen
de mi experiencia un poquito mejor. Compartí estos tres meses con dos alumnos
de farmacia, como habéis podido ver en las antiguas entradas del blog. Y mis
estudios son muy diferentes a los de farmacia, y claro está, mis prácticas han
tenido una carga de emoción, implicación, creatividad e iniciativa que creo que
hay que compartir.
Para empezar me gustaría decir que antes de llegar a
mi empresa la idea que tenía de lo que me podría encontrar ha chocado mucho con
la realidad. Mi empresa se llama Tonnta Street Theatre Ltd. Sí, ¡yo también me
reí cuando leí por primera vez el nombrecito de la empresa! Y claro, como su
nombre indica, esperas encontrarte un teatro, con sus funciones, su edificio
imponente, sus actores, sus prisas y su excentricidad. Nada más lejos de la
verdad.
Tonnta es una empresa pequeña, pero con mucho corazón.
Allí encontré más de lo que me podía imaginar: encontré un hogar, y muchos
amigos para toda la vida. Su trabajo principal se enfoca a los trabajos
sociales, con enfermos terminales, ancianos, discapacitados, adolescentes, y
niños. Nada que ver con un teatro...
Descubrí con mucha alegría que mi nivel de inglés
estaba a la altura de las exigencias, ya que os puedo asegurar que para este
trabajo en particular el inglés es la pieza fundamental e imprescindible.
Participé en workshops artísticos todas las semanas
con discapacitados, pasacalles, recogida de fondos, di clases de maquillaje con
efectos especiales, aprendí sus técnicas, pinté un montón, ayudé con la
informática, asistí a todas los eventos que pude, a ferias medievales, a
espectáculos con fuego y malabares (hasta yo misma aprendí a realizarlos),
hicimos proyectos artísticos con ancianos y terminales, graffiti con los
adolescentes, facepainting a los niños, me vestí de Shamrock unas pocas de
veces (el trébol irlandés) y hasta aparecí en el periódico. Estos tres meses
han dado mucho de sí, y seguro que me dejo algo en el tintero.
Para todo aquel que se plantee vivir esta experiencia,
os diría que adelante, sin miedo. Hay que ponerle muchas ganas, y sobre todo
aprender inglés. ¡Os abrirá muchas puertas! Sé que la empresa en la que he
estado necesita un perfil muy especial de alumno, y creo que no está hecho para
cualquiera, pero en general la experiencia Erasmus es increíble. Aprendes
muchísimo y sobre todo, creces como persona y como profesional.
¿El requisito imprescindible? tu energía, tus ganas,
tu fuerza, tu actitud, tus valores, y esa mentalidad de querer superarse, de
querer afrontar nuevos retos, de querer crecer. Si me lo preguntáis a mí,
volvería a emprender una aventura como ésta con los ojos cerrados una y otra
vez...
Me gustaría agradecer de corazón a todas aquellas
personas que han creído en mí muchísimo más que yo misma, a los que me han
empujado a tener un sueño y luchar por él (Miguel, Myriam, Ana), a todos los
que me han ayudado y sobre todo a mi gran amor y apoyo, Jara. ¡Gracias a todos!
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